Para entender una pérdida y el comportamiento humano al que va asociada, se debe entender el significado de apego.
El psiquiatra británico John Bowlby, ha dedicado gran parte de su carrera profesional al estudio del apego y de la pérdida. Su teoría habla de la tendencia de los seres humanos a establecer fuertes lazos emocionales con otras personas, lo que explica la intensidad de las reacciones emocionales que se producen cuando dichos lazos se ven amenazados o se rompen.
Los apegos provienen de la necesidad que tenemos de protección y seguridad; se desarrollan a una edad temprana, se dirigen hacia unas pocas personas específicas y tienden a perdurar a lo largo del ciclo vital.
La conducta de apego tiene un valor de supervivencia. Esto lo podemos ver muy bien en las crías de animales y los niños pequeños que, a medida que crecen, se alejan de la figura de apego durante períodos de tiempo cada vez más largos. Pero siempre vuelven a la figura de apego en busca de protección y seguridad. Cuando dicha figura desaparece o se ve amenazada, la respuesta es de intensa ansiedad y fuerte protesta emocional.
El concepto de Erick Erikson de confianza básica, nos dice que a través de un buen cuidado paterno, la persona se siente capaz de ayudarse a sí misma y se cree merecedora de ayuda si surgen dificultades. Un cuidado paterno inadecuado puede llevar a las personas a establecer apegos ansiosos o muy tenues, si es que se llegan a establecer.
Si la meta de la conducta de apego es mantener un lazo afectivo, las situaciones que ponen en peligro este lazo producen ciertas reacciones muy específicas. Cuanto mayor es el potencial de la pérdida más intensas son estas reacciones y más variadas.
En estas circunstancias se activan las conductas de apego más poderosas: aferrarse, llorar y quizá coaccionar mediante el enfado. (Existen buenas razones biológicas para responder a cualquier separación de una manera automática e instintiva, con una conducta agresiva).
Los investigadores dicen que en cualquier sociedad se produce un intento casi universal por recuperar el objeto perdido, y en el caso de la muerte, se creer en una vida después de la muerte, en donde uno se puede volver a reunir con el ser querido.
Referencia: Worden, J.W. (1991). El tratamiento del duelo: asesoramiento psicológico y terapia. Barcelona: Paidós
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