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¿Cómo afrontar la primera Navidad sin él o ella?

     Esta fechas son especiales. Para la mayoría de las personas significa el reencuentro y la convivencia familiar. Sin embargo, en la primera Navidad sin la persona amada puede ser muy inquietante y doloroso el hecho de pensar que habrá un lugar vacío. En este momento, la Navidad es una contradicción, porque te conecta con la dura realidad. ¿Qué sentido podría tener celebrar en estos días?

 

     Cada familia decide que estrategia tomar para enfrentar la Navidad. Algunos optan por la huida, y claro que les ayudará a desconectarse de la realidad del dolor que sienten en su interior. Evitar situaciones que generen intensa emotividad, es una respuesta natural y humana que puede ayudar en este proceso, mientras no se haga crónico y se convierta en un hábito.

 

     Esa huida se promueve en parte por los mensajes que recibimos de las personas que nos rodean; y también hay una parte de negación inconsciente relacionada con los mecanismos internos de protección en los que el cerebro regula el nivel de exposición a la información referente a hechos traumáticos, de tal manera que sólo deja pasar la cantidad de información que se puede tolerar.

 

     El dolor emocional podemos posponerlo, pero nunca suprimirlo, porque al paso del tiempo saldrá con mayor intensidad. Si decidimos cancelar la Navidad, el siguiente año será peor, y si decides nuevamente no celebrar esta fecha, terminarás por nunca más organizar una fiesta de Navidad, el dolor se irá acumulando y cada vez será más difícil romper ese hábito de evitación.

 

     Evitar afrontar la Navidad, a veces empeora las cosas y los sentimientos encubiertos acaban saliendo de forma distorsionada. Por supuesto que la Navidad nunca volverá a ser igual que antes, pero tú y tu familia pueden empezar a afrontar la Navidad de una manera distinta: elimina lo que no ayude, mantén lo que ayude y crea una nueva manera de vivir estas fiestas. Pero recuerda que cada persona y familia decide que es bueno para ellos.

 

     Alguna personas deciden cancelar la Navidad y hacer algo distinto como puede ser un viaje a un lugar que no les recuerde nada de lo sucedido, donde nadie los conozca. Viajar te obliga a estar pendiente de cosas intrascendentes, como todas las cosas que suceden cuando viajas, eso te ayuda a desconectarte del dolor. Pero el siguiente año te enfrentarás nuevamente a la Navidad y tendrás que decidir como hacerlo.

 

     También hay familias que deciden hacer lo de siempre, intentando seguir como si nada hubiera pasado. Para otras puede ser que funcione hacerse los fuertes y no hablar de lo ocurrido para sobrellevar la situación.  Todo esto, es evitación nos aleja  de todo lo que pueda traer un recuerdo emotivo, escondemos el dolor con la máscara del duelo, como una protección que hace parecer que llevo el duelo muy bien. 

Estas defensas puede que no funcionen para todos, que algún miembro de la familia se conmueva y se le llenen los ojos de lágrimas, y otro miembro le diga no te pongas así, hazlo por nosotros.  Se ve obligado a contener las lágrimas y no puede expresar sus sentimientos.  En este caso el dolor se vive en soledad, la familia hace un acuerdo no explícito de negar o evitar sus emociones. Todos sufren en silencio, aumentando los sentimiento de inadecuación y el aislamiento, manteniendo lo que se llama “muros del silencio” que provocan mucha irritabilidad, ansiedad y agotamiento.

 

Ante este panorama te puedes plantear construir una nueva Navidad.

 

1. Planifica con anticipación que harás cada uno de estos días.  Es mejor saber que harás durante el día. La finalidad es que tú controles el día y no dejar que el día te controle a ti. Aunque después decidas no seguir ese plan, porque te das cuenta que no te conviene. 

Puedes tener dos planes:

Plan A con actividades sociales y de mayor riesgo emocional.

Plan B que incluya más tiempo de descanso y más intimidad.

 

2. Reúne a la familia antes de que lleguen las fiestas. Que participen adultos, jóvenes, adolescentes, niños y los amigos significativos si los hay.   Esta reunión tiene tres normas muy sencillas:

a) Nadie interrumpe cuando otro habla.

b) Hay permiso de expresar sentimientos.

c) Todos deben tener su tiempo, incluidos los niños.

 

3. Haz que los demás se sientan cómodos contigo al hablar de lo sucedido y de la ausencia de tu ser querido. “Nos hemos reunido para planear estas navidades que serán las primeras (segundas o terceras) sin.. (decir el nombre de la persona que ya no está). Le echamos mucho de menos y quisiera que esta sea una oportunidad para estar juntos y hacer algo bueno para todos como lo hubiera querido ella/él. Si no mencionas su nombre ni lo sucedido, los otros pueden asumir que no deseas que se hable de ello y esto levantará un muro de silencio entre ustedes. Es importante hacer ese reconocimiento desde el corazón, aunque te emociones y te duela que esa persona ya no está. De no hacerlo así, provocará que la familia esconda sus sentimientos naturales, disimulen y terminen aislados con su dolor.

 

4. Hablen de los rituales que acostumbraban realizar: el árbol de Navidad, el nacimiento, los Reyes Magos, la fiesta de fin de año.  Es posible que alguno de la familia no quiera hacer nada, otros como los niños y adolescentes podrán expresar su necesidad de celebrar a pesar de lo sucedido. Escúchense  y traten de negociar lo que pueden o no hacer. Ya que tomen una decisión díganle a su familia extensa lo que han decidido y que necesitan de ellos.  La familia más lejana y los amigos sabrán cómo pueden ayudarlos y respetaran sus decisiones.

 

5. Busca una manera simbólica de recordar a la persona fallecida a lo largo de las fiestas. Crea un espacio, una manera y un tiempo específico para rememorar.  Recuerda que hay que considerar la opinión de todos. Quizá uno propone ir al panteón antes de comer; contar sus anécdotas preferidas; leer un escrito hecho por los niños o los adolescentes. Haz que todos los que deseen, participen en este espacio.  Hecha mano de tu creatividad, los niños nos dan muchas ideas. Lo que es importante dejar muy claro son los momentos para recordar a la persona que ya no está, eso ayudará a vivir con menos dolor es resto del tiempo.

El tiempo adecuado puede ser antes de empezar la comida, o antes de abrir los regalos, en algún momento frente al nacimiento.  Simplemente, detenernos un momento para recordar cuanto nos hubiera gustado que nuestro ser querido estuviera con nosotros, y así celebrar y honrar su vida y su muerte.

Hay muchas maneras de recordar a la persona fallecida, quizá compartir lo que le hacía tan especial, alguna anécdota acerca de su vida, encender una vela en su honor, hacer una lista de sus cualidades, o de cosas que aprendimos de él/ella. Marcar un objetivo o valor que era importante para la persona.

 

6. Hablar de las cosas que harán con los niños y tenerlos en cuenta.  Hay que incluir a los pequeños en la planeación y en todos los rituales.  Pregúntales que ideas tienen sobre como pasar estos días.  Los niños necesitan que se les asegure que van a tener Reyes o Santa Claus, y trasmitirles que a pesar de que están tristes por lo sucedido es correcto y está bien disfrutar de las fiestas.

No se puede pasar las fiestas haciendo ver que nada ha sucedido, que la persona está de viaje o que no ha existido.  Cuando un niño afronta una crisis en la vida, lo primero que hace es mirar a los ojos del adulto que le acompaña.  Si ve miedo, responderá con miedo.  Pero si el niño tiene la fortuna de estar rodeado de adultos que sienten y expresan su dolor sin temor, entonces reaccionarán de la misma manera, y estaremos formando niños fuertes para la vida.  Lo que intranquiliza al niño no es nuestro miedo a la muerte, sino nuestro miedo a hablar de ella.  Un niño no teme a la muerte si los adultos que le rodean no esconden sus sentimientos y no temen a sus preguntas.

 

7. Planifica tiempo para descansar, tiempo para estar en silencio contigo mismo. El proceso de duelo consume mucha energía, es agotador.  Cuando quieras descansa, o da un paseo por la naturaleza.  

Si tu duelo es reciente recuerda que necesitarás tiempo para estar mejor.  Sé paciente contigo mismo, habrá días difíciles y también días mejores.  Vivir el día a día ya es un reto.  Seguramente serán unas Navidades muy tristes, también puede ser  que de repente te sientas con ánimo. Sin importar cuales sean las circunstancias recuerda que son sólo unos días, que pasarán y sobrevivirás. Cuídate a ti mismo, sé amable contigo y acepta tus emociones.

 

8. Prepárate para lo que pueda suceder en las reuniones sociales.  Los encuentros son muy fuertes de afrontar, son como un campo de minas emocionales, especialmente con personas que desconocen lo sucedido.  Escucharás comentarios inocentes que serán como una puñalada en tu corazón: “mira las fotos de mis hijos”, “cómo están tus hijos”, “damos gracias por estar juntos”, etc... 

Cuando asistas a este tipo de reuniones es importante hables con la persona que organiza, y tengas una puerta de salida de la reunión por si las cosas se ponen difíciles.  Date permiso para cambiar de opinión y cancelar cualquier actividad en la que te sientas muy expuesto emocionalmente.  Está bien esforzarse, pero también está bien cuidarse cuando las energías nos fallan.

 

9. Habrá momentos en que te encuentres con recuerdos insospechados.  Al abrir los regalos puedes encontrar algo que le gustaba a tu ser querido, o te encuentras con un objeto que hizo tu hija en la escuela, o con su figura preferida del nacimiento, su comida preferida, o el platillo que hacía en ésta época.  Son recuerdos que llegan como si fuera una emboscada y te causan mucho dolor.  Respira hondo, no tenses tu cuerpo, déjate sentir ese dolor y que se aflija tu corazón.  Son situaciones normales que reflejan el amor que aún sientes por esa persona y tu añoranza.

 

10. Reduce tus obligaciones, date permiso para no hacer aquello para lo que no te sientas capaz. No seas duro ni exigente contigo mismo.  Puede ser que pienses que estás haciendo mal el duelo, que te estás tomando demasiado tiempo.  Sigue tu propio ritmo, no tengas prisa, lo más importante es que estés presente con todo lo que el duelo te traiga.

 

Para muchas personas las primeras Navidades no son las peores, sino las segundas o tal vez las terceras.  La primera Navidad puede ser que estuvieras en estado de choque y esto ayudó a sobrellevarlo, como si fuera un sueño.  En la segunda Navidad se hace más patente, porque se presentará sin paliativos y sin el apoyo emocional que tenías al principio porque la gente espera que ya estés bien.  No te preocupes, todo lo que experimentas es normal.

 

Algunas sugerencia para recordar simbólicamente a la persona que ya no está:

  • Agregar al nacimiento la foto de la persona junto a las tarjetas de felicitación, o algún dibujo que hagan los niños, un poema, etc.
  • Encender una vela en un lugar especial con la foto de la persona.
  • Antes de la cena tomarse de la mano todos los miembros de la familia, cerrar los ojos por un instante y sentir que esa persona forma parte de nuestro festejo aunque esté la silla vacía.
  • Brindar por la persona ausente, por la vida que compartió con nosotros, porque vivió plenamente, quizá a pesar de que su vida haya sido breve.
  • Cocinar su comida preferida.
  • Colocar nuevos adornos navideños en memoria de tu ser querido.
  • Crea un álbum navideño, como una nueva tradición dedicada a recordar la vida de quien ya no está.
  • Diseña una pequeña mesa en donde puedas colocar varios recuerdos de la persona fallecida como fotos, regalos, objetos preferidos.

     Para ti que estás en un proceso de duelo, deseamos que la Navidad sea más que una tradición.  Aunque salir de tu dolor y ver más allá requiere de un gran esfuerzo, todas las personas necesitan hablar de sus seres queridos que han muerto, sin importar la edad que se tenga, y sobretodo compartir tanto los momentos tristes como los de alegría. Intenta no huir de tus emociones , ni de tus recuerdos, estando presente y acogiendo toda la experiencia, poco a poco te irás recuperando.

 

     Ojalá decidas no suprimir la Navidad y afrontarla como un tiempo de reflexión que te lleve a aceptar que la vida continúa, que tú eres parte de la vida, y es tu decisión como quieres vivirla. 

 

Fuente: Paya`s, P.A. (Diciembre 2019). Construyendo una nueva Navidad.

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