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La Espiritualidad

“No somos seres humanos que pasan por una experiencia espiritual. Somos seres espirituales que pasamos por una experiencia humana”.

 

En los límites de la finitud, el ser humano se perturba entre el sufrimiento físico, mental y espiritual. El sufrimiento espiritual surge por la pérdida de significado, de sentido de vida, de la esperanza. Necesitamos la espiritualidad como herramienta para enfrentar la muerte. Ya que, favorece la capacidad del ser humano de elevarse a la trascendencia para mitigar el sufrimiento... el dolor espiritual. 

La dimensión humana nos obliga a dar sentido a nuestra vida, a través de nuestras realizaciones, al crear y edificar legados. Son esas vivencias y experiencias adquiridas a lo largo de la vida que dejamos como herencias, y se ven  reflejadas en la forma como atravesamos el resto del viaje de la vida, en dirección del último puerto.  No obstante, en la actualidad desterramos de la vida cotidiana ese acontecimiento natural llamado muerte. El desarrollo tecnológico y científico nos ilusionan, y creemos que somos inmortales, lo que genera problemas complejos ante la enfermedad y la muerte.  Aumenta el sufrimiento físico y espiritual que deriva en la deshumanización de la muerte (Rodríguez, 2011).

 

El ser humano es espiritual en su esencia, aunque esta realidad se ha diluido en las prácticas religiosas. La espiritualidad es como una fuerza interna, viene desde adentro y moviliza las dimensiones del ser humano. Fortalecer la espiritualidad aviva las posibilidades  de estar impregnados por el mundo de Dios.  Independiente de la creencia que se tenga de él, la espiritualidad te mantiene dispuesto a recibir de su esencia la fuerza, luz y bondad con la que puede llenar al ser humano (Palacios, 2015).

 

La espiritualidad es una manera determinada de vivir. No es algo abstracto, se tiene que traducir en cosas concretas dentro del ámbito humano. Cuando hay una sana espiritualidad, en el ámbito humano llevamos un proceso de vida adecuado.

 

A veces se confunden los términos religión y espiritualidad, pero no son lo mismo.

La palabra religión, procede de la raíz latina Religo que significa unir. Las personas se unen en grupo, comparten unas creencias, forman una comunidad y se apoyen unas a otras. Por tanto la religión une. El significado original del espíritu se asoció con la respiración con el aire, todos podemos ser espíritus libres, y respirar con libertad. La espiritualidad trasciende al credo. El espíritu inspira, indica, toca nuestros corazones y refresca nuestras almas.

 

De acuerdo con Frankl (1985),  el sentido de vida proviene de la esencia misma de la vida, es distinta en cada hombre, el sentido no es algo susceptible de darse, cada uno lo encuentra a partir de su individualidad, como ser único e irrepetible.  Nadie puede redimir ni sufrir en lugar otro.  La gran oportunidad está en la actitud que cada uno adopte ante el sufrimiento que imponen las pérdidas, en la capacidad de reorganizar su interior, su espiritualidad.

 

Es primordial considerar el cuidado de la espiritualidad como herramienta necesaria ante las pérdidas, al final de la vida y para acompañar al que sufre.  Ejercitarla, cuestionando y reflexionando sobre el sentido de la vida, como fuerza motivadora del ser humano para mantener la salud mental positiva y la integridad, incluso ante situaciones adversas (Rodríguez, 2011)

 

Fuente:

Rodríguez, G.A. (abril, 2011). La espiritualidad ante la proximidad de la muerte. Revista Enfermería Global, 22 (1-10).

Palacio, V.C. (diciembre, 2015). La espiritualidad como medio de desarrollo humano. Cuestiones teológicas, 42 (98), pp. 459-481.

 

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